Definiendo la música, nos topamos con que según la definición tradicional, este término se refiere al arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo, mediante la intervención de complejos procesos psico-anímicos. Además, podemos encontrar que la música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa). Entendiendo de esta forma a la música como un todo, compuesta por un instrumento, el instrumentista, el creador y su obra, un medio propagador y un sistema receptor.
Definir, en cambio, el comportamiento en el ser humano, es mucho más dificil que definir la música. Encontramos que el comportamiento humano es el conjunto de comportamientos, valga la redundancia, exhibidos por el ser humano e influenciados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los valores culturales, la ética, e incluso la genética juega un papel transcendeltal. También interfiere en éste la música.
La música tiene un efecto amplio en las vidas, y en nuestra sociedad. Es un gran instrumento de manipulación, y produce en los oyentes diversas consecuencias. Sociológicamente, se produce una constante resignificación de la música, y una reestructuración de la estructura social. También hay posibilidades de que la música, como mercancía, modifique en alguna medida la infraestructura social. En el interior de las personas puede determinar conductas, por instalación de valores. O simplemente, producir opiniones. Y genera grupos de pertenencia, creencias e identidades.
El estilo de música que la persona escucha, su ritmo y sus letras definen en gran medida su personalidad.
La música, a través del ritmo y de la letra, tiene el poder de crear un ambiente hipnótico que induce a las personas a sentir, pensar y actuar.
Realmente, el estilo de música que la persona escucha, su ritmo y sus letras definen en gran medida su personalidad, sus gustos, hábitos y medios ambientes.
Definir, en cambio, el comportamiento en el ser humano, es mucho más dificil que definir la música. Encontramos que el comportamiento humano es el conjunto de comportamientos, valga la redundancia, exhibidos por el ser humano e influenciados por la cultura, las actitudes, las emociones, los valores de la persona y los valores culturales, la ética, e incluso la genética juega un papel transcendeltal. También interfiere en éste la música.
La música tiene un efecto amplio en las vidas, y en nuestra sociedad. Es un gran instrumento de manipulación, y produce en los oyentes diversas consecuencias. Sociológicamente, se produce una constante resignificación de la música, y una reestructuración de la estructura social. También hay posibilidades de que la música, como mercancía, modifique en alguna medida la infraestructura social. En el interior de las personas puede determinar conductas, por instalación de valores. O simplemente, producir opiniones. Y genera grupos de pertenencia, creencias e identidades.
El estilo de música que la persona escucha, su ritmo y sus letras definen en gran medida su personalidad.
La música, a través del ritmo y de la letra, tiene el poder de crear un ambiente hipnótico que induce a las personas a sentir, pensar y actuar.
Realmente, el estilo de música que la persona escucha, su ritmo y sus letras definen en gran medida su personalidad, sus gustos, hábitos y medios ambientes.
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